sábado, 15 de diciembre de 2018

La cena de Navidad instrumento de chantaje político







           La Navidad no parece que sea ya tiempo de concordia. Otro es el envoltorio que hoy la define porque otros luceros son los que marcan los rumbos a seguir. La tregua navideña solo tiene lugar en el mundo de la ficción. El pacto tácito de aparcamiento momentáneo de diferencias, incluso las de carácter bélico, únicamente se da y respeta, en clave de añoranza, en el mundo de la ensoñación y  fantasía.
          La comida de Navidad de confraternización que tradicionalmente ofrece el Ayuntamiento de Tuy a los  funcionarios y contratados  estuvo a punto de no celebrarse por la amenaza de boicot, planteada por los sindicatos, si no se abordaba de inmediato  la revisión de la relación de puestos de trabajo (TRP), pese a que en el pleno de Noviembre el alcalde se comprometió a acometerla durante lo que queda de mandato. Las tensiones generadas por esta medida de presión avivaron las diferencias existentes entre políticos y  en el seno de la “familia” funcionarial, con el resultado, en ambos bandos, de negativas concretas de asistencia a la fiesta-convite que, inevitablemente, se desarrolló bajo la atmósfera de simulacro de camaradería, en que la razón del contento de los comensales  residió mayormente en la capacidad de confortación de las viandas y bebidas espiritosas que en el de reafirmación del sentimiento de compadraje.
          Como la comida de Navidad de los servidores públicos del Ayuntamiento de Tuy suele ser motivo de  críticas y conflictos (p.e., la pretensión de un concejal de la oposición de que la comida se celebre en el restaurante de un miembro de su candidatura), cabe detenerse y reparar, desde la perspectiva actual, en la procedencia de la misma, sin que tenga cabida la improfanable palabra tradición, pues buena parte de las  tradiciones, pese al respeto casi sagrado  que las envuelve y protege,  han sido creadas a partir de la barbarie, y bajo condiciones sociales de precariedad poco dignificantes, y sostenidas automáticamente por la rutinaria costumbre.
Se me ocurren dos argumentos a favor de la desaparición de dicha celebración navideña: El de orden económico, aunque irrelevante en lo tocante a cuantía del gasto, pero conceptualmente determinante. Las partidas presupuestarias están destinadas exclusivamente para atender las necesidades de servicio de los contribuyentes, y de gasto de representación institucional, pero no para agasajos y festejos a los servidores públicos, que en nada revierten socialmente,  ya que son retribuidos a través de salarios, trienios  y correspondientes complementos: específico, de productividad y de destino. Y el de orden de dignidad personal, en cuanto que la cena de Navidad representa el rancio paternalismo condescendiente de antaño, siempre bajo sospecha de soborno electoral encubierto, destinado a cubrir, a modo de detalle caritativo, carencias materiales, que no afectivas, hoy día inexistentes. Recuerdo la vieja costumbre de los conductores de automóviles, afortunadamente desterrada y olvidada, de gratificar  a los miembros de la policía local depositando tabletas de turrón, botellas de vino y de champán en la margen del lugar de la calzada en el que prestaban servicio. En Madrid, los empleados municipales del servicio de limpieza, visitaban los edificios de viviendas, de rellano en rellano, provistos de tarjetas de felicitación en busca del aguinaldo de los vecinos; incluso los fontaneros del barrio les secundaban acudiendo para felicitar las Pascuas.  En los ministerios también era costumbre obsequiar al personal laboral con un aperitivo, “una copa”, le llamaban, pero ha sido suprimido por no estar justificada la legalidad del gasto.

                            Resultado de imagen de imágenes de cenas de navidad corporativas

Todos los puentes que conducen a la concordia son bienvenidos si el encuentro de manos o el abrazo de las partes se producen en condiciones de igualdad, sin que medien prebendas unidireccionales, y cuando no quepa más agradecimiento que el proveniente del ofrecimiento de amistad, del afecto  y del reconocimiento personal.
Con cena de Navidad o sin ella, estamos en tiempo de paz, pero ello no es garantía, ni nada indica, de que el Pleno de la Corporación a celebrar el 27 de diciembre no discurra por los habituales derroteros de violencia verbal y aspereza.
¡Feliz Navidad!

                                      José Antonio Quiroga Quiroga
 
 
 
  
 

domingo, 9 de diciembre de 2018

"Ca que está caíndo"


Cada vez que se trata de mover unas pajas a cargo del remanente de tesorería, aunque fuesen para el portal de Belén, suena desagradable la trompeta apocalíptica de Son de Tui para repetir, mecánica y puntualmente, como reloj de cuco de mal agüero: “ca que está caindo”, para anunciar su firme  oposición y rechazo.
Este año en Tuy no hay más belén ni pesebre que el que lleva instalado seis meses en el Barrio Torre de Paramos; sin embargo,  los adoradores de belenes galácticos, bañados por la  luz cegadora de millones de frías bombillas LED como el de Vigo, se quejan de que en el centro urbano el alumbrado navideño no se asemeje a esa especie de Vía Láctea de la ciudad olívica que dicen que amamanta al comercio local.
Inauguración del alumbrado de Navidad, ayer en Tui. // D.B.M.
 Acto inaugural de encendido de la iluminación navideña.  Tuy -2018.

Quizás el Gobierno tudense, indudablemente impregnado de sentido de solidaridad en el dolor, además de obligado institucionalmente, ha querido renunciar al tentador populismo, y, en ejercicio de  contención responsable,  haya decidido que el pabellón lumínico municipal de la Navidad luzca dignamente a media vela como  muestra de respeto por las víctimas resultantes del siniestro.
¡¡¡Feliz Navidad!!!
                                             José Antonio Quiroga Quiroga

jueves, 29 de noviembre de 2018

El discutible humor de sonarse los mocos en una bandera


El encausamiento judicial de Dani Mateo, parodista del programa de humor crítico de La Sexta, El Intermedio, a raíz de la denuncia de la organización Alternativa Sindical de Policía por ultraje a los símbolos de España con publicidad, al haberse sonado los mocos en público con la bandera española, ha levantado cierta controversia social en un momento socio político delicado por el catalanismo separatista y la guerra entre banderas como símbolos de patria e identidad nacional. 
                                       
El acusado de protagonizar el acto, (mero empleado de la cadena que solo sigue los guiones aprobados por sus superiores)  ha tratado de refugiarse, además de en el silencio guardado en sede judicial,  en la inocencia del humor candoroso e infantil del payaso tradicional diciendo: “estamos llevando a un payaso ante un juez por hacer su trabajo”. El humor, mayormente el crítico-satírico, no es intrínseca y necesariamente  inocente.  Ni tampoco, en cuanto burla y/o agravio, inofensivo. Entiendo que cabe hacer mofa de las características personales y de conducta de cualquiera por encima de la respetabilidad institucional  que corresponda,  bien se trate de un rey  o  el mismo papa,  pero me resulta imposible encontrar algo de jocoso, criticable o despreciable en un objeto, que merezca ser utilizado para provocar risa, al menos risa inteligente. Tampoco, o menos, si el objeto tiene la respetable cualidad de símbolo de una bandera.  Sonarse los mocos con una bandera no tiene gracia tanto si se la considera simple tela (llamarla trapo tiene claras connotaciones  despreciativas), o símbolo. En cuanto  símbolo solo cabe concluir que  el gesto, carente de todo sentido humorístico,  es esencialmente de naturaleza político-ideológica, con  capacidad e intencionalidad de  agraviar y ofender,  no al símbolo como objeto, sino a lo que representa y a quienes la reverencian.

No resiste el más mínimo análisis ese otro argumento exculpatorio del incriminado: “si la ficción es materia judicial, Javier Rey (actor de Fariña) debería pasar por el juzgado por narcotráfico”.  El Intermedio no es ficción, es crítica humorístico-ideológica, real. Ficción pura, por ejemplo, es la publicidad; sin embargo, ninguna empresa se atreve a denigrar un producto de otra empresa, porque sabe que será denunciada.

No le faltaron defensores al acusado, principalmente compañeros de profesión,  como el actor Echanove, entrevistado al respecto en La Ser, que aparte de recurrir a la libertad de expresión como dogma que todo lo justifica, expuso, entre otras consideraciones, lo siguiente, “…cuando hay una ciudadanía ejemplar y unos políticos de mierda, empiezan las amenazas y las censuras…”. El código penal actual, que obliga a los jueces, no se debe a los políticos del momento, sino a otros anteriores más respetados. Tan inexacto, por no decir injusto, es  el ensalzar  a la ciudadanía, en general, a la categoría de ejemplar,  como el tachar de mierda a todos los políticos. Sin embargo, sí me atrevo a calificar de humor de mierda a lo que la Sexta llama “Gag fallido”. Hay una importante diferencia entre el hacer reír con algo y el reírse de algo.

Solía ver El Intermedio, aunque últimamente me producía cierto hastío. La puntilla me la dio la emisión comentada; sirvió para percatarme de que me estaba acostumbrando a la vulgaridad tendenciosa.

                               José Antonio Quiroga Quiroga

 

 

 

 

martes, 20 de noviembre de 2018

Rodillo municipal

            Las mayorías encierran la indeseada y tentadora eventualidad de ser usadas para imponerse atendiendo a la mera superioridad numérica sin que importe que no les asista la razón. Cuando se da la circunstancia humillante para la racionalidad en que la lógica de los argumentos y el superior discernimiento son aplastados por el peso bruto de la cantidad de voluntades, los partidarios incondicionales del poder así ejercido se apresuran a calificar el acuerdo de democrático porque fue adoptado por una mayoría de representantes democráticamente elegidos.
            Reducir la doctrina democrática en cuanto toma de decisiones a una simple cuestión aritmética, entraña una concepción de lo más pobre cuando no perversa por interesada. Conviene, pues, diferenciar la legitimidad, esencialmente aritmética, de la democracia electoral, reservada a la voluntad, más o menos subjetiva, de la ciudadanía, de la legitimidad democrática deliberativa, asociada a la gobernanza, en la que la mayoría aritmética de los acuerdos debe responder a la idoneidad de criterio. Cuando el criterio cuantitativo prevalece sobre el cualitativo, se atenta contra el espíritu de la democracia. En la confrontación de minorías con mayor razón frente a mayorías con menor criterio, no debe decidir la mayor cantidad de votos sino la calidad de los mismos.
            En política, a las mayorías, correspondan al Gobierno o a la Oposición, ya sea por complejo de inferioridad intelectual, ya sea porque no aceptan que las minorías les corrijan el rumbo, ya sea por interés personal y/o partidario, no les gustan que les enmienden la plana y menos las derrotas plenarias, de ahí que, a falta de razones, suelan recurrir a posiciones de fuerza. 
Cilindro apisonadora de propuestas plenarias

            Cuando de verdad existe vocación de servicio público y de defensa del bien general, las mayorías, si de antemano no se dispone de ellas, por lealtad con el electorado, deberían generarse espontáneamente por la bondad y beneficio de las propuestas. De ahí que el responsabilizar a un Gobierno en exclusiva de que no se apruebe prácticamente ninguna propuesta plenaria por su inferioridad numérica como grupo Ejecutivo, o por haber renunciado a disponer de escaños suficientes pudiendo, al margen de la causa de la declinación (basada en la ética de la palabra comprometida, pues la desventaja y el riesgo que se asume no son pocos) tal y como argumenta la Oposición actual de Tuy para tratar de escabullir la parte de responsabilidad que le corresponde por su negativa sistemática e indiscriminada, que todo lo lamina, revela que ésta aplaude y participa de la democracia primitiva de la supremacía del número sobre lo razón de lo conveniente, y de la que se sirve por interés personal y partidario en lugar de municipal.
            No cabe achacar a defectos de planteamiento el que las propuestas queden por tercera y cuarta vez sobre la mesa, como es ya habitual, sino al solapamiento continuo, una vez atendidos lo primeros reparos, de invención de pegas, la mayoría estúpidas, como, p.e. que en el concurso internacional de ideas de ordenación del frente fluvial urbano, el frente a considerar debe abarcar toda la ribera municipal, desde Caldelas hasta Tomiño (Capón Rey), cuando él y sus compañeros mandaron redactar dos proyectos de senda, que por su carácter ecológico de respeto a la naturaleza implican intervención mínima; o que (José Prada), no está prevista la manera de acoplar los proyectos de senda con el frente urbano ordenado, como si se tratase de dos piezas mecánicas de precisión.
            Acostumbro a ser crítico con los desvaríos nocivos del poder por su facultad para ejecutar  acuerdos, pero si últimamente  lo soy con la Oposición se debe a que en este momento el poder decisorio, sobre todo laminador de proyectos y de bloqueo, está en sus manos.

                                                 José Antonio Quiroga Quiroga


lunes, 22 de octubre de 2018

El blindaje de hierro del departamento de urbanismo de Tuy

No está de más insistir en que el desarrollo y prosperidad de las ciudades están estrechamente vinculados a la calidad y limpieza de la gestión urbanística de los ayuntamientos; sobre todo si se repara en que la decadencia de Tuy se debe en buena medida a la notable deficiencia de los Planes Generales de Ordenación: PGOU y PXOM, y a las irregularidades perpetradas en este principalísimo ámbito del urbanismo desde hace veinticinco años. Las más sonadas y conocidas por los tudenses han sido la licencia de construcción del edificio de viviendas “Beira do Miño” y la suspensión del planeamiento urbanístico (PXOM) durante cinco años, en plena fiebre constructiva, a causa de la recalificación de la finca Patazumba, que supuso un severo revés al empleo y economía local al tiempo que un freno demográfico. Si bien tales irregularidades han sido gestadas y cometidas por políticos, difícilmente hubieran podido llevarse a cabo sin la necesaria connivencia-colaboración de la parte administrativa mediante los preceptivos informes técnicos y jurídicos favorables.

Muchos años antes de producirse dichos escándalos urbanísticos, el departamento de urbanismo funcionaba al aire y arbitrio de los técnicos en plantilla. Campaban por sus fueros al amparo de un pacto tácito de mutua conveniencia con los políticos de turno: informes al gusto del poder político a cambio de la no injerencia en su trabajo. Bajo este clima de autonomía administrativa, libre de todo control, floreció impune la extorsión consentida o deliberadamente ignorada sobre los solicitantes de licencias de obra.

Ocho años como concejal en el Ayuntamiento de Tuy, cuatro en el Gobierno y la otra mitad en la oposición, y más de treinta ejerciendo como arquitecto en el municipio, me permitieron conocer las interioridades, prácticas y particular idiosincrasia desarrollada por los funcionarios adscritos al departamento de urbanismo cabalgando a lomos del poder decisorio de sus informes, casi siempre orientables en un sentido y en el contrario al amparo del abanico interpretativo que ofrece la maraña legislativa, en ocasiones redactada en términos ambiguos. Durante ese tiempo fui receptor de confesiones de particulares, titulares de proyectos pendientes de licencia, víctimas de abusos de extorsión. La repulsa que me producía esa situación me animó a denunciar al entonces aparejador municipal, José María Melero, en dos ocasiones bien distantes en el tiempo y por circunstancias distintas. La primera ante la Fiscalía, con ningún resultado por el poco empeño de esta instancia en investigar los hechos; la segunda, mediante denuncia en el Juzgado, cuyo resultado se saldó con la imposición al funcionario de multa de 500.000 pesetas y el abono de las costas, si bien la fiscal había pedido para el susodicho la suspensión por tres meses de empleo y sueldo. Hoy día una diligencia judicial pendiente de resolución, con petición de cárcel de ocho años, pesa sobre el ahora exfuncionario jubilado. Pero nada de lo emprendido ha tenido capacidad de alterar la dinámica irregular instaurada. Casi siempre surge quién está dispuesto a recoger el testigo de las tradiciones que reportan alto grado de recompensa.
Durante el mandato de Moisés Rodríguez al frente del Ayuntamiento, se ordenó cambiar los despachos opacos de los técnicos del departamento de urbanismo por otros acristalados para tratar de impedir que en ellos se tramasen negocios ilícitos. De uno de los antiguos despachos se retiraron más de ciento setenta expedientes que acumulaban polvo de años, aguardando, quizá, el abono del peaje de circulación.

Sobre la repercusión económica que para las arcas municipales representan las licencias urbanísticas, baste decir que al principio del “boom” edificatorio, el Ayuntamiento recaudaba anualmente más de cien millones de pesetas. Hoy día los ingresos por este concepto oscilan alrededor de la cifra de 60.000 euros. Sin embargo, pese al significativamente menor número de solicitudes de licencias, y la mayor dotación de personal técnico: dos arquitectos técnicos, un arquitecto superior y una jurídico en urbanismo, la diligencia en la expedición ha descendido de manera alarmante. Y no solo porque se produce el cuello de botella en el apartado jurídico debido a la descompensación del número de informadores técnicos respecto del de jurídicos, en parte subsanada con la reciente contratación de otra persona licenciada en derecho urbanístico, sino porque existe una guerra declarada entre una funcionario del grupo de técnicos y la titular responsable de los informes jurídicos, por las prácticas y maneras con que se llevan las cosas. Tan es así, tal es la desconfianza entre las partes confrontadas, que cada cual ha adoptado la cautela de fotografiar los respectivos informes para que en el caso de desaparición o de cambio por otros resolutivamente diferentes a los originales, poder aportarlos como defensa ante posibles acusaciones. Esta atmósfera de tensión, resultante de esa guerra abierta, entablada incluso en las instancias judiciales con cruce de denuncias, que ha alcanzado incluso al personal auxiliar adscrito, ha causado la baja por ansiedad, por más de un año, del referido funcionario responsable de informar el aspecto técnico de los proyectos. Si bien esta baja laboral ha sido utilizada de coartada por los partidos ahora en la oposición para justificar la falta de obra ejecutada mientras fueron Gobierno,deja en evidencia la repetida afirmación de que con ellos el departamento de urbanismo funcionaba a satisfacción.

Ante este feo y pernicioso panorama existente en el departamento de urbanismo, sorprende, y mucho, el rechazo anticipado de la oposición a la aprobación de financiación para llevar a cabo una auditoría urbanística tendente a remediar el mal funcionamiento del mismo (también se opuso a la contratación de otra persona titulada en derecho urbanístico), pese a la evidente falta de neutralidad en que incurre respecto de las partes enfrentadas, pues es de conocimiento público la no menos chocante familiaridad que mantiene con una de ellas. La apelación a los artículos 103 y 106 de la Constitución de advertencia de que de llevarse a cabo la auditoría se incurriría en prevaricación, no es más que un recurso demagógico carente de consistencia, con el que tratar de encubrir alianzas nada éticas ni provechosas con determinados funcionarios.

Desconozco la postura al respecto del hijo pródigo por excelencia del PP, José Prada, protagonista de repetidos vaivenes de ingreso y salida del mismo, pero su identificación con la de bloqueo sistemático en el que se ha instalado la oposición (que el electorado se lo pague), invita a suponer que no desaprovechará la oportunidad (dispone de pocas en política) de poner, con su voto negativo, la guinda de remate a su truncada trayectoria al frente de la turbulenta delegación de urbanismo, corresponsable de los conocidos escándalos urbanísticos durante el mandato de Antonio Rocha, que tanto daño han causado al municipio.

José Antonio Quiroga Quiroga

miércoles, 10 de octubre de 2018

Demagogia obstrucionista y gamberrismo


                      

El resentimiento se parece a un contraste radiológico  que permite ver la condición de las personas. Mayormente la de aquellas que no son suficientemente nobles e inteligentes como para impedir  que se forme en el estómago de sus conciencias ese fermento ácido que los corroe interiormente, y que acaba afeando su conducta.

Esta amarga dolencia del espíritu, molesta como una úlcera gástrica incurable, afecta a los integrantes del anterior Gobierno tudense desde el mismo momento en que una moción de censura los situó en la oposición, de modo que la responsabilidad política ejercida cuando estaban en el poder se ha convertido, gracias a su particular concepto de la democracia,  en mera lucha por recuperarlo, sin que importen los medios empleados ni los perjuicios causados al municipio, y a sí mismos en forma de descrédito.

Ya no les basta, sirviéndose de su mayoría, con bloquear todo proyecto y toda acción de Gobierno, sino que también practican la insubordinación grosera  para tratar de imponerse  y así discutir  la autoridad del alcalde. El Pleno  de 27/09/2018 es registro público de tales actitudes:

Si el concurso de ideas para reordenar el frente fluvial urbano, que por cuarta vez quedó sobre la mesa por exigencias ajenas al  punto del orden del día (se trataba solo de aprobar la fuente de financiación), es, para Son de Tui, un proyecto faraónico propio de un megalómano, para los restantes partidos del sólido bloque opositor es poco ambicioso, ya que debería abarcar todo el frente fluvial del municipio, desde Areas hasta Caldelas, pese a que tal planteamiento supondría enviar a la papelera los dos proyectos de sendas del Miño, de los que tanto alardean, pues no en vano por ellos mismos fueron encargados. No es coherente exigir la elección de los técnicos concursantes y la composición de jurado por la Corporación,  como tampoco la participación de grupos ecologistas, etc., a la vez que se  presume de haber encargado a dedo proyectos, por importe de obra superior a 15 millones de euros, sin concurso,  ni participación de la Corporación sobre, al menos, la necesidad y oportunidad de los mismos (alguno con muy poco sentido como p.e. la remodelación de la C/Casal Aboy), ni tampoco la intervención de ningún grupo ecologista. ¿Es acaso decisión responsable condicionar e hipotecar a las futuras Corporaciones con proyectos que por su cuantía económica no se podrán llevar a cabo ni siquiera en el término de cuatro mandatos? ¿”Quiénes somos nosotros”, decía Capón Rey, fundamentando a mayores su rechazo a la propuesta de rebajar los impuestos del IBI e IAE, “para poner en solfa lo que la próxima Corporación va a hacer en esta materia?”.

Asimismo, si por una parte las propuestas de rebaja fiscal del IBI, del 3,22 % para las parcelas rurales, y del 5,77 %  para los bienes urbanos, y del Impuesto de Actividades Económicas (IAE) son irrelevantes para la oposición, y por tanto despreciables: en el caso del IBI “un café al mes”, por otra, contradictoriamente, resulta que suponen un grave quebranto para las arcas municipales (PSOE). El argumento falso esgrimido por Capón Rey en contra de las citadas rebajas, al amparo de una ley inexistente, producto de su malévola imaginación, consiste en que a menor presión fiscal municipal (a criterio de la oposición, insignificante para los beneficiarios) menor, pero supuestamente considerable, sería la cuantía del dinero transferido por el Estado al Ayuntamiento a cargo del  PIE (Participación en los Ingresos del Estado). Huelga decir que los ingresos del Estado no participan, en  porcentaje alguno,  de las recaudaciones de los ayuntamientos. Y como no le afectan las fluctuaciones fiscales de las Administraciones Locales, no tiene sentido que el Estado tratase de condicionar la política impositiva de los regidores  penalizando las  rebajas que éstos, en función de sus prerrogativas, establezcan.

Capítulo aparte merece el portavoz del PSOE, Enrique Cabaleiro, que  responsabilizó al alcalde, en calidad de cómplice, de la situación  actual en el polígono de Areas como consecuencia de la adjudicación irregular de determinadas parcelas; de ser responsable y corresponsable por haber pactado la moción de censura con determinada persona. Tras responder el alcalde: “no me hable de irregularidades en Areas porque igual se está refiriendo a una persona que les apoyó en la aprobación de los presupuestos de 2016”, le replica el primero, con el acostumbrado tono tremendista, “usted hizo una acusación gravísima contra un exconcelleiro, que no está presente, el mismo concelleiro que posibilitó la aprobación del presupuesto, y que con su marcha posibilitó la moción de censura”, insinuando que dicho exconcellleiro se aprovechó de una situación irregular. Finalizó el portavoz del PSOE, con tono de reproche, exigiéndole al alcalde respeto, porque está faltando a la responsabilidad y al decoro institucional. Sin embargo,  dicho portavoz sí incurrió en acusación gravísima, huérfana del más mínimo sentido ético y de responsabilidad institucional cuando tildó en  un medio de prensa, de “reunión de trileros” las negociaciones para presentar una moción de censura, afirmando que las reuniones a tal fin se realizan “por intereses personales”: “si la legalización de una nave industrial está en juego para presentar la moción, equivocados están, porque es un tema que debe resolver el juzgado” ( Titular de Faro de Vigo de 28/08/2016, “El alcalde de Tui califica de “reunión de trileros el intento de moción de censura”).

En el denigrante apartado del gamberrismo practicado en las sesiones plenarias, destacan, por deméritos propios,  dos figuras protagonistas: el veterano Capón Rey (AT) y la señora Yolanda Rodríguez (PSOE), que también lo practicaba en Facebook  con perfil interpuesto. El primero acostumbra a retar al alcalde tratando de poner en entredicho su autoridad  haciendo caso omiso  a las llamadas al orden cuando interrumpe o interviene sin que le corresponda. En el referido pleno de 27/09/2018, durante el turno de Ruegos y Preguntas del público, al sentirse aludido, adelantó que “de una manera u otra intervendría”, añadiendo con prepotencia insolente de sobrado, que como el Pleno ya había concluido el alcalde no lo puede expulsar de la sala, respondería a toda alusión personal. Dicho y hecho. Sin importarle la descompostura, fuera de sí, montó una escena desagradable y deshonrosa. Debería saber Capón Rey, que si alguien perturba el orden de una sesión plenaria o de cualquier acto solemne, ya sea concejal o mero asistente, el alcalde puede ordenar el desalojo de esa persona.  
Ocasión en que  Capón Rey fue expulsado del salón de sesiones
No tardó en secundarle la insurrecta recalcitrante señora Rodríguez, que con sus continuadas impertinencias dio motivos sobrados al alcalde para levantar la sesión; si bien, a modo de despedida,  no pudo librarse de ser obsequiado por la referida con los términos de ignorante y analfabeto

Quizá no se percate esta Oposición, que no está a la altura de la dignidad exigible a todo representante público, del daño que con su comportamiento y maneras está causando a la política local y a la Institución que representan.   

 

                                      José Antonio Quiroga Quiroga

 

 

 

 


miércoles, 26 de septiembre de 2018

Las candilejas del alcalde de Vigo


Al jactancioso desinhibido alcalde de Vigo, Abel Caballero, le colmaría de dicha, si no estuviese invariablemente empapado de ella cual bizcocho borracho de licor, que el exastronauta Pedro Duque, actual ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, le certificase que los nueve millones de bombillas Led que iluminarán el firmamento navideño de la ciudad olívica pondrán a Vigo en el mapa planetario de nuestro sistema solar. De ser como imagina el Obi-Wuan Kenobi local, habría nacido la primera estrella Led del universo (!!!mi ma¡¡¡), aunque, seguramente,  su resplandor no será suficiente para atraer visitantes del espacio exterior; ni tampoco para que se fleten expediciones interplanetarias capitaneadas por altos emisarios a modo de reyes magos galácticos (todo se andará), pero al menos el deslumbrante fulgor no dejará ver el agujero negro del Marisquiño.

Abel Caballero, alcalde de Vigo

La Navidad es, fundamentalmente, tiempo de concordia, pero para el triunfante Abel Caballero, portaestandarte del orgullo de la ciudad, de la “afouteza viguesa”, empeñado en hacer creer al mundo, y, sobre todo, a su electorado,  que “en iluminación,  y en tantas y tantas cosas, somos los mejores del mundo”, lo es de provocación y  desafío competitivo, en lo banal, claro. Tiempo y ocasión  para generar no se sabe qué envidias: “que se preparen los alcaldes de Londres, Nueva York, Tokio…, bueno, Madrid y Barcelona se nos quedan allá, pequeñitos”.

De haber conocido Felipe González la vena populista sandunguera de showman de Abel Caballero, sin duda le habría nombrado, con mejores resultados, ministro de Cultura del Entretenimiento, en lugar de adjudicarle la cartera de Transportes, aunque bien mirado, quizá el presidente del Gobierno ya estaba al tanto de que era un tipo con mucha marcha.

 

                                   José Antonio Quiroga Quiroga

 

domingo, 29 de julio de 2018

Descabaleiro descabalado


 

A partir de la moción de censura los plenos de Tui han devenido en expresión áspera de resentimiento y de deseo de venganza para infortunio de todos: simpatizantes,  contrarios y  ajenos a la política partidaria. El presumible sentido de servicio público cabal y responsable de los que antes mandaban se ha desvanecido en cuanto se vieron  integrando las filas de la oposición, para trocarse en impúdico ejercicio obstruccionista y paralizador de la gestión municipal como instrumento de deterioro y aniquilación del rival; pero también lo es de menoscabo del desarrollo del municipio y  de la calidad de vida de los contribuyentes que sufragan a estos representantes públicos,  y de descrédito de la institución municipal  que los acoge y de la que se sirven.

La burda y obscena instrumentalización política del siniestro de Paramos por parte de la oposición debería sonrojar incluso a los más fanáticos, pero éstos aplauden irracionalmente cuando trata de bloquear cualquier proyecto que proponga el Gobierno, con el fin de poder tacharlo luego de incapaz e inoperante, como es el caso reciente del concurso de ideas de reordenación del frente fluvial de la ciudad, alegando que “no es el momento” y que “los 36.000 euros destinados a su financiación deberían donarse a los afectados de dicha parroquia”. ¿Acaso para socorrer a los damnificados por la tragedia hay que esperar a que se lleve a pleno no importa qué proyectos para, una vez desbaratados, destinar los correspondientes importes, en general irrelevantes, a ese conjunto de personas, cuando está disponible un cuantioso remanente de tesorería, del que ya se han detraído un millón, y medio millón de euros?

Si bien la inferioridad numérica del grupo de Gobierno es aprovechada por la oposición para  levantar  sistemáticamente  en cada pleno  cercos  de taponamiento  que pone en serio riesgo de parálisis la acción municipal, no pierde  ésta oportunidad de revertir su perversidad responsabilizando al alcalde de la fluctuante situación de impasse (ahora en manos del abstencionista dubitativo, José Prada), por no haber sabido  disponer de mayoría habiendo  podido. Culpando al alcalde  la oposición trata de desvincularse  de su cuota de responsabilidad  en cuanto que los ayuntamientos los gobierna el pleno de la Corporación, y no el Gobierno Ejecutivo, con sus respectivos votos a favor o en contra acerca de proyectos, propuestas de acuerdo y  mociones; al tiempo que deja claro que, bajo su particular punto de vista,  las mayorías plenarias son útiles para ignorar las posturas disidentes.


La incapacidad democrática para asumir el trámite formal de traspaso de poderes, recibido como afrenta imperdonable  de descabalgamiento abrupto por quienes se creyeron destinatarios indiscutibles e indiscutidos del poder, pero que solo lo ocupaban en precario, ha desencadenado una  perniciosa actitud de oposición a cara de perro sin precedentes, liderada por el exjefe de la cuadrilla. Desencuadernado el primer jinete por la caída,  el cavernoso carácter que antes permanecía agazapado tras calculado laconismo verbal,  asoma ahora tronante y claro por las aberturas que dejan los descosidos.   

Visiblemente contrariado y fuera de control por haberse aprobado definitivamente los presupuestos, intervino, sin estar en el uso de la palabra, con  una de sus típicas  erupciones volcánicas, frecuentemente cargadas de apocalíptica ceniza que parecen sumir en sombras todo el municipio,  para tratar de terciar en favor de la indisciplinada e insolente “Antoñita”, exconcejala de hacienda y urbanismo, que estaba siendo advertida de expulsión por replicar e interrumpir la intervención del alcalde. Tras ser también advertido de expulsión el portavoz del PSOE, que pretendía  acobardar al presidente de la sala  y dejar en entredicho su autoridad,  respondió éste de manera destemplada y con desdén despreciativo hacia los demás miembros del Gobierno, diciendo algo así como: usted non se dirixa a min neses termos, ou acaso  cree que son  como os seus compañeiros de Goberno. Las reiteradas invitaciones del alcalde a que retirase la ofensa infligida solo consiguieron de este taciturno personaje que bajase y ladease su atormentado rostro para evitar la mirada de quien le reconvenía.

Finalmente, la Antoñita fue expulsada de la sala, no sin antes resistirse animada por la ruidosa peña asistente que le invitaba a quedarse. A continuación se procedió a la votación del concurso de ideas de ordenación del frente fluvial, que, al quedar la oposición con un miembro menos, fue aprobado con el voto de calidad del alcalde. Fue entonces el momento en que la ofuscada oposición se percató de que ya no tenía capacidad de abortar ninguna propuesta, y optó por abandonar la sala en bloque. Sin embargo, pudo advertirse que la concejala del BNG, en principio no tenía intención de marcharse, quizá porque no olvida que cuando desempeñaba responsabilidades de gobierno, Antoñita, la mandona, la respondona, le hizo llorar en un par de ocasiones, pero al final parece que cedió ante la insistencia de su compañero. 

Privado el portavoz del PSOE de la dignidad que otorga la montura, de Cabaleiro solo tiene el apellido.

 

                                     José Antonio Quiroga Quiroga

lunes, 11 de junio de 2018

El futuro de los hombres


En un mano a mano entre Almudena Grandes e Iñaki Gabilondo, de un minuto por intervención (“Grandes en un minuto”, vídeos del País),  pregunta, en segundo turno, el periodista: “¿para qué serviremos los hombres dentro de unos treinta años?, la escritora, que confesó no poder saber para que servirán, sí dijo que le gustaría que sirviesen para construir una sociedad igualitaria codo con codo con las mujeres: para dejar atrás todas las costumbres sobre las que se ha construido una sociedad injusta, la violencia de género, la discriminación, los  prejuicios sobre el talento y capacidad de las mujeres, y cosas tan nimias como mirar a una mujer al volante y decir, ¡mujer tenías que ser!

Sin duda alcanzar la igualdad de géneros es necesario y perentorio (apremio que no debería estar reñido con cierto sosiego durante el trayecto, pues la aprobación de leyes específicas no garantiza que la población al día siguiente las ponga en práctica), pero que la conocida novelista y columnista no fuese capaz de atisbar o de aventurase, siquiera a título de ficción (que es su género literario),  a vaticinar  alguna utilidad  distinta de las mencionadas, no puede por menos que generar cierto desasosiego en los varones al imaginar que alcanzado dicho objetivo pasarían a ser perfectamente prescindibles. Salvo para realizar los trabajos duros y peligrosos que castigan y deterioran los cuerpos sin tregua ni piedad, y que,  en ocasiones,  acaban criando malvas antes de tiempo.

Reto (podemos hacerlo) y Desquite (corte de mangas), del feminismo.

            La igualdad, parafraseando a Pablo Iglesias (líder de Podemos), no se consigue de un día para otro por decreto, sino por asalto, con la fuerza de empuje  de una mayoría de mujeres  preparadas, seguras de sus capacidades y emprendedoras. Conseguida la libertad sexual, cuya privación las mantuvo atadas a una pata de la cama, o recluidas en el hogar, como consecuencia de la ancestral preocupación de los varones de tratar de asegurar la paternidad de los hijos, los hombres no tienen que temer que se instaure la igualdad, pese a que sería  asimétrica a favor de ellas si realmente fuesen en todo superiores a ellos, como afirman  la práctica mayoría. Solo cabe que se prevengan  del ánimo de revancha de los sectores feministas radicales que parecen querer cobrarse la deuda con intereses de la subordinación de siglos, relativamente confortable. Por lo demás,  la igualdad será  recibida como una bendición, sobre todo en las parejas que, al repartirse  obligaciones y responsabilidades,  vendría en socorro de quienes asumen mayor carga,  y proporcionaría mayor seguridad y tranquilidad a ambas partes ante los contratiempos que puede deparar la vida.


Existen corrientes de opinión, un tanto sui géneris,  que achacan a la confrontación entre sexos por la igualdad, básicamente entre los convencionales mayoritarios, femenino y masculino, el creciente número y variedad  de orientaciones sexuales: lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales, queer, pansexuales, asexuales, autosexuales, antrosexuales, demisexuales, etc., bien como respuesta de la naturaleza, bien como recurso social (moda o tendencia) al deseo de eludir la agresividad y  la problemática asociada al conflicto, o de acabar con él, a través del difuminado de los rasgos más característicos que definen a los prototipos clásicos femenino y masculino, que, aunque parezca una paradoja,  conduce a la igualdad vía indiferenciación.

Bienvenida, pues, la igualdad. Preferiblemente una igualdad  exhaustiva, que abarque todos los campos de intervención humana, sin concesión a las  discriminaciones  de género positiva y eximente.

 

                             José Antonio Quiroga Quiroga

 

miércoles, 30 de mayo de 2018

Los fuegos de San Telmo

           La extremadamente dolorosa tragedia ocasionada por la explosión de un almacén clandestino de material pirotécnico, que tiene sobrecogida a la población tudense, ha dado lugar al afloramiento de la irracionalidad expresiva de cierta parte de su vecindad en su variado catálogo de manifestaciones: saña descarnada, frívola e irresponsable en la identificación de responsables, malignidad, intransigencia, incomprensión, etc., que revelan la catadura de quienes exteriorizan sin pudor alguno, y lo que es peor, convencidos de que, aplicando esta negativa e insana presión, contribuyen a remediar la desesperada situación con más prontitud; cuando en realidad solo añaden agobio, fatiga y desaliento a quienes desde la Administración Local (alcalde, concejales y funcionarios) y desde el ámbito particular, con denodado esfuerzo y sobrecarga de trabajo, están volcados en el auxilio de los damnificados.
            Esta es, lamentablemente, su extraña manera de ayudar. Sin embargo, resulta chocante la dureza mostrada con los que de verdad pueden ayudar y de hecho ayudan, con la benevolencia y gracias dadas al Santo Patrono del municipio por su supuesta inestimable labor de "protección".

 

           Permítanme, tan solo por un momento, que me ponga en el lugar de dichos bárbaros y adopte parecida  postura ejerciendo la irracionalidad que les es propia, al tiempo que pido disculpas por mostrarme irreverente, e invirtiendo  mirada y perspectiva con respecto a los supuestos culpables y benefactores, formulando la pregunta siguiente: ¿Cómo es posible, como se explica, Santo Patrono, que hayas permitido que explotase el almacén clandestino con material pirotécnico, si desde tiempo casi inmemorial los fuegos de artificio tirados a mayor honor y gloria Tuyos provenían de la empresa propietaria de dicho almacén?
 

                                            José Antonio Quiroga Quiroga

lunes, 28 de mayo de 2018

Pirotecnia crítica


El desastre y consiguiente tragedia causados por la explosión de un almacén ilegal de material pirotécnico en la parroquia de Paramos del municipio de Tuy,  que en primera instancia remite a las catástrofes que con sorprendente frecuencia castigan a países y zonas en vías de desarrollo,  parece guardar, en el origen y las causas, ciertas semejanzas con tales sucesos.

Si bien no es prioritario ni momento  de buscar responsables, sino de ocuparse de las ayudas a los damnificados, no está demás que, dada la virulencia  y variado cariz de pareceres y juicios, que quienes poco o nada podemos hacer para remediar la desesperada situación de los afectados, reflexionemos acerca del contexto social del entorno del lugar de la tragedia, y más en general  del marco político y religioso.

Se va sabiendo que buena parte de la vecindad era conocedora de la existencia del almacén que explotó y de los movimientos y actividad que en él se desarrollaban. Sin embargo, la confluencia de elementos como la particular interpretación del concepto de buena vecindad; que la empresa empleaba personas del barrio; y la indescifrable idiosincrasia gallega que delega ciegamente en la irracional confianza del “malo será”, han sido factores que, en cierta medida, han determinado el consentimiento tácito de la existencia de dicho almacén y el que nadie alertase a las autoridades de tal peligro.

Cabe señalar que, al margen de que los alcaldes son renuentes a que se ejecuten las sentencias de demolición de inmuebles, ya sea porque  llevarlas a término  causa un serio perjuicio a los propietarios, ya sea porque genera alarma  en quienes están urbanísticamente  en  situación de irregularidad jurídica, ya sea  porque consideran que no les favorece en términos electorales, el que ninguno de los regidores incursos en el expediente no haya ordenado derribar el taller pirotécnico, declarado urbanísticamente ilegal por no guardar el retranqueo con la parcela colindante, y clausurada de oficio la actividad en el mismo, no les hace responsables de lo ocurrido. Es muy probable que la retirada de la licencia de actividad del taller empujase al propietario  a seguir ejerciendo el trabajo clandestinamente en galpones dispersos como el del fatídico accidente.

Aunque en situaciones  graves como esta afloran sentimientos de todo tipo y pelaje, no deja de sorprender el acusado contraste  entre el aluvión de buenismo doliente de los conocedores de la tragedia, expresado a través de las condolencias de rigor con las víctimas, acompañado, por parte del conjunto de creyentes, de muestras de sentido  agradecimiento a  los poderes celestiales por haber querido que la desgracia no haya sido mayor de lo esperable, que, en el fondo,  no son más que  respetuosa formalidad de expresar  infinita indulgencia ante la inoperancia o ineficacia de dichos poderes, con la agresividad mostrada por buena parte de ellos con los políticos, con los poderes terrenales, los únicos que,  aparte de la inestimable colaboración de empresas y particulares,  pueden realmente socorrer a los damnificados.

A este respecto destaca la arenga-soflama política-religiosa de un gurú local,  que dice echar de menos el no poseer una bola de cristal, aunque nadie diría que la necesita, ya que atribuye el milagro de no haber habido más víctimas mortales y mayores daños materiales a la intercesión ante Dios del sacerdote que levantó un centro parroquial (que no se libró de sufrir daños) en las inmediaciones del almacén explosionado (se le reconoce la labor de consolación espiritual de todo pastor vocacional), al tiempo que arremete gratuitamente contra los políticos de la Xunta porque no han venido más que a poner trabas administrativas a las peticiones de ayudas, y contra el mismo Presidente de la Comunidad  por haberse desplazado al lugar con el único propósito de hacerse unas fotos y salir en televisión.

La aventurada presunción de la intercesión divina no resiste el más elemental análisis del lógico proceso de toda intercesión, ni el de la capacidad y voluntad divina  en materia de misericordiosa intervención de socorro. Cuando se intercede en favor de una causa, se da por sentado que el intercesor conoce previamente la causa por la que ruega, que en el caso que nos ocupa equivale a decir que el sacerdote aludido sabía de antemano  que en tal fecha y hora iba a ocurrir la explosión del almacén. Dejando a un lado el cómo y el quién reveló con antelación al sacerdote el desastre que se iba a producir, y el por qué, a la vista de  los previsibles resultados, no avisó a las autoridades,  es evidente que el calibre del infortunio deja en entredicho la capacidad y calidad de la supuesta intervención de dichos poderes celestiales.

No es justo ni sensato, ni en nada ayuda,  que personas adultas con cierta formación pongan frivolamente en duda la esforzada labor institucional local y comunitaria  en estos casos de emergencia humanitaria, como también la realizada en general  por los servicios administrativos  en la gestión de las ayudas a los damnificados. No es actitud responsable el exigir  una inmediatez imposible de cumplir en términos de estricta observancia de  leyes y normas de aplicación en lo relativo al libramiento de dineros públicos.

Creo advertir cierto trasfondo partidario en esta enrarecida atmósfera de  animadversión precocinada  hacia la acción política, así como cierto paralelismo entre la insana actitud  de sustraer y negar  todo esfuerzo  realizado por  políticos y funcionarios  y los actos de rapiña ejercida por desaprensivos en las casas  destruidas.

También es extrañamente sospechoso que la voluntad del grupo de Gobierno municipal de destinar un millón de euros para socorro de los infortunados, con cargo al superávit o remanente de tesorería,  a varios días de su anuncio en la web del Ayuntamiento, no haya sido todavía compartido en Facebook por dos de los partidos de la oposición, y no haya tenido eco ni acogida entre los concordantes con el manifiesto del oráculo de Tuy.

                                  José Antonio Quiroga Quiroga

 

 

 

viernes, 25 de mayo de 2018

Kichi, colega



Mira, quillo (disculpa el tratamiento de confianza y pretendido tocamiento empático, sin malaje, del lenguaje popular, que si bien desprovisto del arte y la gracia autóctona, espero que no hiera la delicada sensibilidad de los tuyos), respeto profundamente el voto franciscano de austeridad perpetua, si no de pobreza, que practicas y defiendes, pero tu manera de sentir y conducirte en la vida en términos de economía doméstica no debería convertirse en espejo en el que mirarse, no digo ya tus compañeros de ideología, sino  todos aquellos a los que representas, pues, cuñao, para este viaje de desesperanza no hacen falta alforjas.
Tu pinta friki, Kichi,  no sé si antisistema pero sí anticapitalista, no parece signo de garantía que logre distanciarte claramente de determinadas manifestaciones del pensamiento de aquellos a quienes combates, ni tampoco salvaguarda eficaz que impida que sucumbas a la tentación populista. Pues al igual que el exministro de Interior, Fernández Díaz, que condecoró, a título honorífico, a Nuestra Señora María Santísima del Amor, con la medalla de oro al mérito policial (la más alta condecoración del Cuerpo Nacional de Policía), cuyos valores son: dedicación, desvelo, solidaridad y sacrificio (que va acompañada de pensión, que se pierde si lo es a título honorífico), tú, hermano, accediendo a la iniciativa presentada por el PP, también concediste, pese a las críticas y consiguiente abstención de Ganemos Cádiz, socio de Gobierno, la medalla de oro a la Virgen del Rosario, Patrona y Alcaldesa perpetua de Cádiz, y saltando el reglamento de distinciones y honores que exige que se otorgue a personas físicas o jurídicas, y no a imágenes o figuras.  Diríase que el viejo reglamento  que  invalidaría tal otorgamiento a la Virgen es menos respetable  que el aprobado recientemente por vosotros que prohíbe la utilización de animales en espectáculos públicos, y que ha impedido a la Hermandad del Rocío estar en la procesión Magna Mariana  porque la carreta va tirada por mulos. En ambos casos, la aparente descortesía de la Virgen de no presentarse a la ceremonia para recoger el galardón, o el que no haya enviado en su lugar, no a un representante porque nadie puede representarla, sino a un servidor de entre sus ministros en la tierra, quizá se deba a que no gusta ni necesita de medallas ni de honores.
Dices, Kichi, cofrade, que la medalla a la Virgen la habéis concedido “por el componente popular”, solicitada por la orden de los Dominicos y  respaldada por 6.000 firmas (cofradías, hermandades, asociaciones vecinales, etc.), porque, si bien, apoyáis  el laicismo del Estado y de sus instituciones, habéis aprendido a mostrar respeto por los sentimientos y tradiciones populares.  Sin embargo, no parece que sepáis diferenciar, o quizá  os conviene parecer  no saberlo,  el respeto entendido como el no oponerse, ni entorpecer, de palabra y obra, los oficios litúrgicos y manifestaciones  públicas de los mismos (procesiones, etc.), de los actos de exaltación y glorificación de liturgias, imágenes y símbolos religiosos llevados a cabo por las instituciones públicas.
Disculpa, Kichi, tío, que a lo que llamáis  respeto  a las tradiciones y sentimientos en general,  aprecie yo miedo a contrariar el sentir de cualquier “componente popular”, en su vertiente de electorado. Pero muchísimo mayor es la componente en la que convergen los sueños y aspiraciones de toda la ciudadanía de mejorar sustancialmente su estatus financiero y social, de ahí que es lógico presuponer  que estarás dispuesto  a complacer tales respetables demandas del pueblo, aunque, de manera contradictoria,  no transijas con que tus compañeros ideológicos Pablo e Irene, que del salario de diputados solo disponen de la cantidad equivalente al triple del salario mínimo, ya que el resto lo entregan al partido, lleguen a ser, al cabo de treinta años,  propietarios de una casa de 600.000 euros.
La precaria trabazón del  entramado escenográfico de los postureos cara a la galería, deja inevitablemente holguras por las que, tarde o temprano, acaban  asomando las contradicciones que surgen al enfrentarse a la vida real, y que el sentido común se encarga de  señalar. Lo fundamental, Kichi, colega, no es el parecer, sino el ser y el estar.

                                    José Antonio Quiroga Quiroga    


viernes, 4 de mayo de 2018

TUY no está para venganzas


Cuando desde el público me dirigí al entonces alcalde, hoy portavoz del PSOE en la mal llamada y mal entendida Oposición, para que trasladase una pregunta a un concejal de la bancada rival, respondió que solo cabe formularlas al grupo de gobierno. Repliqué que, en todo lo fundamental, el Pleno de la Corporación es el órgano que gobierna el Ayuntamiento, y que dicho grupo gobierno lo es en cuanto cuerpo ejecutivo, es decir,  el que tiene la responsabilidad de ejecutar, o de dejar sin efecto, los acuerdos plenarios, además de corresponderle la iniciativa en la gestión, para lo cual dispone de autonomía limitada y tasada en el gasto. Se desprende, pues,  que no es de recibo ni legítimo que el público solo  pueda interpelar a los concejales del grupo de gobierno si los encuadrados en la oposición, con su voto, sobre todo si ésta dispone de mayoría, decide sobre el devenir del municipio y la vida de los residentes. 
Tampoco, en razón con la capacidad de arbitraje que tiene la oposición,  es admisible que,  en ejercicio de descarado cinismo, trate de desvincularse  de la aprobación de los  Presupuestos,  negando responsabilidad alguna en ello y trasladándola en exclusiva al equipo de gobierno, pese a que éste  aceptó la mayoría de las demandas, en particular las de más trascendencia, con pretextos  nítidamente vacuos e inconsistentes como los siguientes:
El PSOE basó su rechazo en que “son un parcheo” (sin percatarse de que llama parches a sus exigencias, y a las de los demás partidos), y  “solo hay un cumplimiento parcial de nuestras propuestas, que a estas alturas  no vale”, cual producto perecedero pasado de fecha ; el BNG: “son una serie de ocurrencias” (pero no cita ninguna); “los presupuestos no son un intercambio de cromos” (sin explicar qué entiende por cromos, y de qué intercambio se trata); Son de Tui, que exige la compra de la casa de Salomón,  que no fue aceptada  por sus compañeros cuando eran Gobierno, llama  “bajada de pantalones” a la negociación y aceptación de buena parte de las demandas.
La rabieta y el resentimiento inextinguibles de los descabalgados, que no asimilan que eran gobierno en precario expuesto a ser democraticamente reemplazado, han unido, al antes desunido cuatripartito, cual sólida piña enfurecida y ofuscada en  labor de bloquear sistemáticamente toda iniciativa del ejecutivo con el ánimo de tratar de desacreditarlo y luego destruirlo,  sin preocuparse del daño que causan al municipio, y sin percatarse de que se están apartando del comportamiento sereno y responsable  exigible a  quienes con su buen trabajo  opositan a gobernar. 
Tan es así de obstinada la labor de obstaculización, que el trascendente concurso internacional de ideas para la reordenación del tramo de frente de la ciudad con  el río Miño, desde la alameda de santo Domingo hasta el viejo puente de hierro, que cuenta con la colaboración del Colegio de Arquitectos, ha sido objeto de las más disparatadas  objeciones, que han desembocado en la devolución del mismo para posterior estudio. El representante de Son de Tui, defensor de las acostumbradas intervenciones de mero mantenimiento,  publicitadas como auténticos logros, bajo el epígrafe, “Antes y Después”,  no dudó en calificar el proyecto y al alcalde de megalómanos, al tiempo, como el resto de sus compañeros, de alertar de que con el concurso se estaba empezando la casa por el tejado (así se lo habían dicho arquitectos amigos suyos), pues antes habría que disponer del parecer de los organismos sectoriales con competencias en el ámbito de actuación: Costas, Medio Ambiente, Patrimonio, etc.  El resinoso Capón Rey, que para colmo de frivolidad malévola y cateta, había propuesto que el concurso se ofreciese a los estudiantes de la escuela de arquitectura Gallaecia, de Vilanova de Cerveira,  aprendices sin título ni infraestructura profesional y económica para afrontar el envite,  amenazó con que su postura sería invariable si la alcaldía volvía a presentar el concurso al pleno si antes no convocaba a los representantes de dichos organismos.
No solo ya se cuestionó el conocimiento y capacidad históricas del Colegio de Arquitectos en estos menesteres, anteponiendo y haciendo prevalecer la supuesta opinión de desconocidos arquitectos, sino que, absurdamente pero con inusitada vehemencia, se afirmaba que dichos organismos tenían que venir a Tuy y pronunciarse ante la sola y desnuda idea de tratar de hermosear  el tramo de río colindante con la ciudad, como si se tratase, en sí misma, de algo aberrante y, por tanto, prácticamente inaceptable,  sin disponer siquiera de un documento básico, boceto o anteproyecto, sobre el que poder  fundamentar las correcciones necesarias. Pero resulta, además,  como los dictámenes de los organismos sectoriales no los emiten los delegados provinciales, ni nadie en particular, sino la Comisión de expertos al efecto,  no tiene ningún sentido que se desplacen a Tuy las respectivas Comisiones para dictaminar sobre lo que no tiene cuerpo, forma ni apariencia. Tal ridículo, afortunadamente, no se va a producir, porque dichos organismos no se van a prestar a ello. Ingenieros y arquitectos saben que el orden de las cosas es, redactar el anteproyecto o proyecto, que  luego será enviado por la Administración en concreto a, por ejemplo,  Patrimonio, Costas, Carreteras, etc. y, a la vista de los dictámenes, subsanar lo que proceda.


Respecto del díscolo concejal entrante José Prada, que acaba de renunciar a la militancia del PP,  procede poner de relieve que se apropió del acta de concejal que obtuvo gracias al paraguas de dicho partido, pero que moralmente no le pertenece, pues desde que encabezó, infructuosamente, en abril de 2011 la lista del Partido Galeguista Demócrata ( “muchísimas personas nos animan a presentarnos por dignidad, honradez y honestidad”) no tuvo oportunidad de mejorar su imagen como político, es decir, en razón al resultado cero obtenido, se concluye que por sí mismo  no reuniría votos suficientes para ser elegido. Desobedeció al partido que lo acogió no permitiendo que corriese la lista, a sabiendas de que  no iba a ser aceptado en el Gobierno  porque estaba señalado en el pacto de limpieza. ¿Qué pretendía hacer, pues, entrando en la Corporación? Dice que hará lo que le dicte su conciencia. La conciencia, que unas veces dicta y las más solo se remueve, no es otra cosa que la estructura moral de cada particular. De momento, lo que su conciencia le ha dictado o sugerido no tiene nada de positivo para Tuy.
En cuanto al sorpresivo y desconcertante concejal en el Gobierno, Andrés Urseira, le sugiero que sea leal al compromiso adquirido, y que desempeñe con la máxima brillantez que sea capaz las delegaciones que tiene a su cargo, pues ello redundará en  beneficio propio como persona seria, fiable y capaz, y en réditos electorales cuando se presente por el partido naranja C,s.
Si Tuy no se desprende de determinados personajoides políticos, seguirá sumido en la lamentable decadencia que no cesa.

                            José Antonio Quiroga Quiroga


lunes, 23 de abril de 2018

Populismo urbanístico


La búsqueda del rédito electoral como fin en sí mismo parece ser el principio irrenunciable y primero de todo partido político, ya sea para alcanzar el poder o para conservarlo. En tal perversión moral se asienta la ejecutoria política  para menoscabo del bien general.

 Nada nuevo, pero que se reaviva y se hace patente  con el respaldo político, sobre todo del PSOE de Tuy, a la petición de vecinos de San Bartolomé de eliminar los Planes Especiales de Reforma Interior (PERI) y sustituirlos por la Ordenanza 4 del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), que permite la construcción de vivienda unifamiliar, aislada o adosada, si se dispone de parcela y frente a vial público suficientes. Esta “ordenación” alternativa, en suelo urbano de expansión de la ciudad, supondría un salpicado inadmisible de casas a lo largo y ancho de  una red irregular de caminos más o menos tortuosos, no muy diferente del modelo de núcleo rural.

Los vecinos, incapaces de gestionar el PERI, alegan que pagan el IBI por los terrenos, pero al no estar desarrollada esta figura urbanística no pueden construir. Sin embargo,  dicho impuesto, con peris o sin ellos, tendrán que seguir pagándolo. La parálisis constructiva, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, que se presume larga, no hace más ventajosa  la Ordenanza 4 respecto de  de los peris.  Tampoco el tiempo de tramitación de la modificación puntual del PXOM, superior a dos años, debería animar al cambio, pues durante ese tiempo estarían suspendidas  las licencias de construcción en dicho ámbito; aparte de que comporta un gasto que no se puede considerar irrelevante.   

La postura vecinal, comprensible desde el punto de vista del interés particular y privado, no  es aceptable  desde la perspectiva del  superior beneficio público y general. Aceptar dicha pretensión significa  el abandono de la responsabilidad de ordenar el espacio urbano y de  prever el crecimiento racional y armónico de la ciudad, a riesgo de   hipotecar, de manera irreversible, cualquier propósito futuro de mejora de las infraestructuras urbanísticas, que tanta incidencia tienen en el desenvolvimiento de la vida en comunidad. Cuando el urbanismo se deja al arbitrio de la gente, se  establecen indeseados y muy inconvenientes precedentes (en Tuy hay más peris que el de San Bartolomé), que dado el populismo creciente podrían desembocar en un nefasto urbanismo a la carta.

Los ayuntamientos, como agentes de planificación y ordenación del municipio, tienen capacidad legal para  promover los PERI; y sería muy provechoso que, sin perjuicio de la posterior ejecución de obra,  se decidieran a llevar adelante  al menos  la tramitación administrativa.   Pero para ello, aparte de voluntad política,  es necesario disponer de los recursos suficientes; pero que, ahora mismo, no los hay ni puede haberlos si se sigue en la senda de complacer los caprichos o cortedad de miras de todos aquellos a los que se les supone fuerza electoral o de oposición a tener en cuenta.

En este momento que están pendientes de aprobación los presupuestos de Tuy, descorazona el ver cómo los partidos de la mal llamada oposición, y grupos de vecinos afines y en general, pugnan porque se atiendan sus demandas, algunas netamente frívolas, que en nada contribuyen al progreso del municipio, bajo advertencia del voto en contra de los primeros, y la desafección de los segundos. Es evidente que buena parte de las reclamaciones de dichos corporativos se formulan  con el fin único de ganar adeptos o de conservarlos. De ahí que cualquier oportunidad, al margen del grado de irresponsabilidad de la estrategia, es válida. El PSOE, por ejemplo, exige que se  aumenten las subvenciones a las “entidades colaboradoras”, eufemismo de ocasión con que denomina a las asociaciones culturales; y  Son de Tui pide partida para compra de material deportivo para el centro municipal de piragüismo y de remo (con tanto podio, tanta victoria  y tanta medalla, Tuy empeñado en  seguir muriendo de éxito).

¿Que a Tuy le falta color, como dijo el exconcejal de Ciudadanos Tudenses con ocasión de las elecciones municipales pasadas, además de alegría?, como acaba de manifestar este político,  de privilegiada capacidad de análisis, y culo inquieto, ahora integrado, tras previo desembarco e inmediato naufragio en el PP, en el partido naranja C´s; pues nada, hagámosle caso, que la solución es sencilla: unas cuantas manos de pintura, deporte y mucha fiesta.

 

                                José Antonio Quiroga Quiroga