lunes, 23 de octubre de 2017

Espectáculo lamentable


 

Era previsible que  el pleno de la moción de censura al cuatripartito de Gobierno del ayuntamiento de Tuy se celebrase bajo condiciones ambientales inaceptables en democracia y desde cualquier perspectiva cívica. La bochornosa presión tribal con   incesantes abucheos, salpicados de   alguna amenaza de tipo personal, malamente y a duras penas permitió que se escuchasen  las intervenciones de los postulantes al relevo. De nada sirvieron los innumerables ruegos al silencio del presidente de la mesa de edad, incapaz de imponer orden en la sala, que más bien parecía el graderío de un circo romano,  pues disponiendo recursos para ello, debía sonarle a música celestial en cuanto que la banda tronaba y jaleaba a su favor y del resto de compañeros destronados.  A caldear la atmósfera contribuyeron, por una parte, y principalmente, el colectivo NON a moción de censura con dos manifestaciones en la calle y el llamamiento a la ciudadanía de acudir al pleno, con no se sabe qué objeto: si como pasivos observadores del acto de desalojo  y relevo, o como agitada masa coercitiva en la esperanza última de amedrentar a los ponentes y abortar la moción; y por otra, la injustificable doble acogida en las ondas de la RMT a los líderes del mencionado colectivo NON a moción, como si, a título informativo, no fuese más que suficiente con una comparecencia; y solo explicable por el particularmente conservador e indiscriminado “sentido de Estado” del director de la misma.

Era también previsible que el alcalde saliente tuviese una intervención de despedida elegante y caballerosa como corresponde a todo dignatario que se precie de tal. Pudo haber salido airoso del trance de haber mantenido la línea de “fair play”   de la primera intervención, pero, desarbolado ante la inminencia del desahucio, quedó al descubierto su verdadero carácter, de ordinario agazapado en la  opacidad del retraimiento aunque salpicado de asomos inquietantes,  con dos frases envenenadas de mal perdedor. La primera, gratuitamente triunfalista, pero precedida  de sutil paralelismo  insidioso de los golpistas  que asaltaban el palacio presidencial de Allende con los  firmantes de la moción, y tomada de las últimas palabras de aquél como presidente de Chile: “el futuro es nuestro” . La segunda, rúbrica de la primera, cerró la intervención lamentando el espectáculo ofrecido, en indudable referencia al dado por “los golpistas”, pues no cabe suponer que iba dirigido a los excitados alborotadores que le respaldaban.  Lo que no era previsible fue la inoportuna  desaparición de la llave de la puerta de acceso al despacho de la alcaldía desde el salón de sesiones. Rareza tan inusitada que solo admite dos interpretaciones: que los “golpistas” no encontrasen refugio en el despacho de la alcaldía en el caso de que tuviesen que salir por piernas de la sala al estar bloqueada la puerta de salida por la concentración de asistentes, o como gesto postrero de obstinada resistencia infantil a ceder la dependencia que acogió los momentos de mayor representatividad y autoridad personal.

Como broche final del día de autos merece atención la cuidada escenificación montada en el pórtico de la gloria de la Casa Consistorial, en la que, como se aprecia en la fotografía adjunta, con un decorado estratégicamente situado, aparece, con una inexplicable expresión de alegría, jamás vista ni imaginada en rostro tan poco dado a exteriorizar sentimientos, el alcalde saliente acompañado de sus compañeros de fatigas y del secretario xeral del PSdeG.
Sincera e incontenida expresión de júbilo tras el desalojo
Preocupada por el movimiento sísmico que provocó la remoción de las estructuras de gobierno en el Ayuntamiento de Tuy, y ante el riesgo de probables réplicas que afectarían seriamente las de la Diputación  (organismo que habitualmente sirve de instrumento para el reparto de favores a los ayuntamientos afines) entró escandalizada en escena, como actora de reparto, Carmela Silva, presidente de dicho organismo,  apresurándose a decir que el acuerdo programático entre partidos que propició la moción de censura “le va a costar a los gallegos (y a las gallegas, claro) 19 millones de euros”, como si tal cantidad no tuviese otro destino que el de ser quemada en pólvora. Y a acusar a la Xunta de haber comprometido tales recursos públicos para determinadas infraestructuras y servicios a cambio de la moción, pese a que todas las obras enumeradas corresponden a necesidades  demandadas  hace mucho tiempo,  alguna de ellas, como el nuevo edificio de juzgados, ya comprometido y presupuestado hace más de un año. ¿Acaso desconoce la presidente que la política es capacidad de gestión y de negociación ante las instancias administrativas correspondientes, ya sirviéndose del talento personal de persuasión o del cultivo de las relaciones personales con cargos políticos con poder de adjudicación de recursos?

El espectáculo todavía continua en Facebook, donde algunos de los descabalgados siguen retorciéndose penosamente cual cola de lagartija amputada.

                               José Antonio Quiroga Quiroga

 

 

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