domingo, 16 de julio de 2017

Las firmas no son votos


                                         

Ante la casi segura e inminente moción de censura a la agrupación de Gobierno de Tuy (formada por cuatro partidos de diversa y antagónica ideología), un colectivo ciudadano  trata de frenarla con la presión social que puedan ejercer las firmas recogidas en contra.

Pero las firmas de adhesión en contra de la moción son una amalgama opaca e indiferenciada  de pasiones políticas  (intensamente cargadas  de subjetividad), de simpatías y antipatías personales, intereses partidarios y particulares, y un largo catálogo de razones y posturas de indescifrable origen y clasificación. Por otra parte, el texto del manifiesto esgrime justificaciones muy inconcretas como que el actual gobierno “está facendo cousas”. Tampoco el alcalde es más preciso al alardear  de “labor  impecable”, valoración carente de valor y desprovista de elegancia por proceder de parte; al margen de que la gestión perfecta e irreprochable no existe por tratarse de tarea inabarcable, sin necesidad de recurrir a hechos concretos recientes, no todos conocidos del gran público, que son ejemplo de lo contrario.

La recogida de firmas es legítima y respetable en cuanto manifestación cívica de libertad de pensamiento y expresión, como lo sería una manifestación autorizada a favor de la misma causa, pero no es  ni legítima ni respetable si pretende violentar una acción política que se ajusta a las reglas establecidas democráticamente, y que se apoya en el estricto dictado de las urnas. El papel que le corresponde a la ciudadanía es el de atenta observadora de los acontecimientos presentes y futuros, para que cuando sea convocada a las urnas obre en consecuencia. Esta actitud cívica de respeto a la democracia en absoluto excluye sentimientos sobre preferencias de gobierno, si a favor del actual, de corto recorrido para establecer juicios de valor con la perspectiva que la prudencia aconseja, o del previsiblemente entrante, como apuesta de resultado más o menos impredecible.

Puesto de recogida de firmas en contra de la moción de censura
Tampoco se puede tachar de indecente en sí misma la anunciada moción, por lo dicho anteriormente, ni de indecentes a los promotores ya que no se arma con el apoyo de tránsfugas, sino con los partidos que están en la oposición, grupo mayoritariamente homogéneo ideológicamente, prácticamente integrado por ramas escindidas de un mismo tronco; si bien no se debe perder de vista que el primer plan para la moción, para que todo el poder fuese para los de casa, contaba como pieza importante a dos tránsfugas, pertenecientes a una rama vieja también desgajada del mismo árbol, y cuña inquietante dentro del Gobierno.

 Asimismo, no cabe utilizar la ambición política, lícita y consustancial a todo servidor público, que necesariamente pasa por conseguir el mando, como arma descalificatoria arrojadiza. Pero como las aspiraciones de poder y de mejora retributiva son compartidas por todos, y no es fácil establecer diferencias cuantitativas, quizá deberíamos  fijarnos en quiénes tienen más espíritu de servicio público, que no debería ser valorado de manera abstracta sino en términos de amor, sí, de amor al municipio. Y en este aspecto diferencial fundamental, que no se improvisa, sino que está asociado al grado de pertenencia al lugar, y al sentimiento de identificación con el mismo, creo adivinar que unos  tienen más triunfos que otros.

 

                     José Antonio Quiroga Quiroga