sábado, 21 de mayo de 2016

El Algarrobico de Tuy

Tuy tiene, cómo no, en el edificio Beira do Miño su tropelía urbanística de impacto en el tramo de concentración de atropellos de la calle Martínez Padín. Una especie de Algarrobico de interior, versión vivienda, incrustada en el costado oeste del recinto histórico. Fachada altiva de la colina de piedra de entrada a la ciudad desde Portugal, que va camino de convertirse en colina de hormigón, que por su franca exposición no necesita de señalización que advierta al viajero de que se adentra en territorio caníbal. Asombra y entristece el modo en cómo vamos devorando nuestro patrimonio e historia. Y con qué indiferencia le robamos  belleza y  encanto a nuestra bandera más representativa, sujeta a que se pueda mancillar sin temor a que soliviante la ciudadanía. Muy al contrario de lo que ocurriría si la afrenta se infligiese a la señera de paño, recientemente aprobada por el pleno de la Corporación.
La especulación  salvaje, que no se ciñe solo al período del “boom” urbanístico, ha dejado lamentables huellas en el paisaje urbano, a modo de traumáticas mordidas, como el hueco dejado por el derribo de  66 m de muralla correspondientes al baluarte del Olmo (S. XVII). De tentativas, como el proyecto de amurallamiento y ocultación de la mencionada fachada oeste del conjunto histórico,  con dos bloques de  23,50 m de alto, 22 m de fondo y 85 m de longitud total, para construir 77 viviendas en la margen este del río Tripes, que afortunadamente aborté realizando tres infografías (mes y medio de trabajo) que entregué en las Consellerías de Cultura y de Ordenación do Territorio y  Obras Públicas. Y de agresiones aberrantes como el bloque ilegal de viviendas del mencionado Beira do Miño, que distorsiona y empaña la imagen histórica de la Cívitas Tudensis, seña de identidad y atractivo turístico de primer orden.
Ante la elocuencia de las imágenes que siguen, considero innecesario entrar en más detalles para describir el tremendo daño  causado, y en abundar en argumentaciones orientadas a sensibilizar a la ciudadanía en cuanto a protección y recuperación de nuestro bien más preciado.


MORDIDAS TRAUMÁTICAS EN EL PERÍMETRO AMURALLADO :



Baluarte del Olmo y escarpa exterior aterrazada de bellos viñedos y huertas

Exterior del Baluarte del Olmo, con capa de musgo en la parte baja


Vistas de las actuales  murallas de hormigón








TENTATIVAS DE AMURALLAMIENTO DE LA  FACHADA OESTE
 DEL CASCO HISTÓRICO:


Impacto paisajístico  del bloque de viviendas comtemporáneo en la fachada oeste
del casco histórico que distorsiona la imagen de ciudad antigua 












        AGRESIÓN A LA IMAGEN ANTIGUA DE LA CIUDAD:


Hermosa estampa de Tuy antes de las agresiones paisajísticas



















Solamente cabe referir que algunos atentados perpetrados a la estampa urbana y al tejido de la red viaria son de difícil o imposible reparación, pero no los sancionados por la justicia con demolición y obligada  reposición de la legalidad de volver las cosas a su  estado anterior. De ahí que no se puede entender la manifestación de nuestro actual alcalde de importación, que gobierna en régimen de secuestrado competencial, que sería dramático para Tuy que alguien exigiese la ejecución de sentencia que pesa sobre el bloque de viviendas Beira do Miño. La ejecución de dicha sentencia supondrá el beneficio de recuperar la parte de la esencia perdida  de ciudad antigua y de liberar suelo para poder crear aparcamientos para el casco histórico, además de precedente ejemplarizante que ayudará a valorar y respetar el patrimonio histórico y a desterrar la perniciosa práctica de hechos consumados.
Como anécdota dirigida a descreídos traigo a colación  un pleito en el que se dirimía la legalidad de la reconstrucción de un inmueble de tres plantas, en el que participé como perito de la parte demandante. Cierto día, con la mejor de las intenciones, le dije a la parte demandada que dejasen a un lado las disputas verbales entre vecinos y llegasen a un entendimiento. Que no arriesgase todo un capital a cambio de ceder  muy poca cosa, aunque creyese que le asistía la ley,  porque  consideraba que la obra podría acabar en demolición. Tras unos segundos de silencio, me respondió: “no, aquí no se demuele nada, ahí está el Beira do Miño”. Lamentablemente, porque se trata de una episodio desgraciado, la justicia le ha hecho ver que  se equivocó en el pronóstico en cuanto a lo que le toca como propietaria. El tiempo le recordará que también se había equivocado respecto del destino del Algarrobico de Tuy.


                                      José Antonio Quiroga Quiroga 


miércoles, 11 de mayo de 2016

Por qué dramático, Sr. Alcalde


¿En qué estaría pensando, y qué habrá querido transmitir el alcalde en precario de Tuy, cuando dijo en un pleno que “tendría consecuencias dramáticas para el Concello” que alguien solicitase la ejecución de sentencia de demolición del bloque de viviendas “Beira do Miño? En modo alguno  un tudense que siente y ama su ciudad, y mucho menos en calidad de representante público, diría que sería dramático que se revierta una ilegalidad urbanística que atenta, en lo físico y paisajístico, contra un bien de incalculable valor como lo es el conjunto histórico, estandarte y seña de identidad, y se restablezca la realidad edificatoria anterior. Valor éste incomparablemente muy superior frente al  fluctuante y pasajero del dinero. Si el alcalde se refería al importe económico, siempre recuperable, de las indemnizaciones a los propietarios de las viviendas de dicho edificio, queda claro cuál es su orden de valores y cuáles son sus preocupaciones.
Generalmente, los daños urbanísticos suelen ser irreversibles o, en el mejor de los casos, difícilmente subsanables por su vocación de permanencia en el tiempo. Valga como ejemplo, aunque a efectos de trascendencia no es comparable, el edificio   levantado  en la calle Augusto González Besada en el lugar que ocupaba la antigua plaza de bastos, que por añadir unos cuantos miles de pesetas más a las arcas municipales, cuya insustancial repercusión para el municipio  quedó diluida en el tiempo,  se autorizó levantar en el solar ocho alturas, B+7, frente a las tres alturas, B+2, predominantes en el entorno y en el conjunto urbano. Tampoco sería dramático,  muy al contrario, en cuanto que contribuiría a su puesta en valor; frase ésta tan útil para adornar el discurso político en los actos protocolarios, como hueca y harto manoseada. Poner en valor significa, simple y llanamente, recuperar y rehabilitar. Sin embargo, sí sería probablemente un episodio dramático para  el responsable de tal manifestación, puesto que podría truncar su legítima carrera política.
Me resisto a creer, por lo general, que personas no nacidas en Tuy sientan los valores de esta antigua ciudad con la misma hondura que los tudenses conscientes de la importancia de su historia y patrimonio arquitectónico; aunque nada determina que tenga que ser así, pues conozco, y muy de cerca, a foráneos residentes, que por su implicación social, que no política, superan en inquietud a una buena parte de nativos. Me resisto a creer, pues, que la concejala de Patrimonio, originaria del Calvario de Vigo, aunque residente en Pexegueiro, desconocedora de la historia de Tuy, extraviada en la dimensión de su delegación, y rezagada en los deberes municipales: redacción del Plan Especial de Protección del Casco Histórico, y peatonalización del mismo, pero, al parecer, según manifestación propia, muy diligente en su profesión de médico, le importe  algo el patrimonio histórico de Tuy. Por la misma razón me resisto a creer  que naturales de otros municipios, Salceda, Ribadavia, etc. que ocupan escaño en el Ayuntamiento de Tuy,  les conmueva lo más mínimo el estado y futuro del conjunto histórico de la antigua capital de reino de Galicia.
Cabe preguntar por las razones que movieron al alcalde para recordarnos que cualquiera puede solicitar la incoación del expediente de reposición de la legalidad del edificio Beira do Miño, circunstancia desconocida para muchos y que, en cualquier caso,  estaba aparcada hace tiempo en un rincón de la memoria colectiva. Y si era menester agitar la responsabilidad y compromiso cívicos de los tudenses, que no la aletargada obligación de la Consellería de Cultura y, en concreto, de Patrimonio Histórico, que, como organismo encargado de la tutela y protección de los cascos históricos en ausencia de Planes urbanísticos específicos, es a quien corresponde incoar el expediente. Como también, subsidiariamente, la responsabilidad de la Agencia de Protección de la Legalidad Urbanística.

Bloques de vivienda "Beira do Miño" y construcción antigua en medio

Confieso que la desafortunada manifestación del actual alcalde alcanzó mi fibra sensible. Previamente excitada y caliente de tanto capotazo torero al convenio de cesión de uso del inmueble del Teatro Principal para poder acogerse al 1,5 % Cultural y proceder a su rehabilitación. Tan caliente y hastiada,  tras dieciocho años  en el empeño,  de escuchar una y otra vez las mismas falsas promesas y falaces argumentos de todos los gobiernos municipales, y de este en concreto, que,  a título particular, estoy sopesando seriamente solicitar la ejecución de sentencia de “reposición de la legalidad urbanística” dictada por la Consellería de Cultura y, de paso, rematar la iniciativa altruista emprendida por un matrimonio de la ciudad. Considero necesario para la salud del casco histórico sentar un precedente ejemplarizante ante tanta palabrería, y  proporcionar cierta satisfacción a las dos personas que encabezaron en solitario la mal llamada iniciativa vecinal, orientada a reparar el atentado cometido contra el casco histórico. Iniciativa  que les reportó un quebranto económico de más de trece millones de pesetas  en concepto de costas judiciales. Frustraciones personales al margen, este es el único drama a considerar.
Recelo de este alcalde,  seco de carácter, parco en palabras, lacónico en las respuestas,  de mirada escondida y calculador frío inmerso en temprana e intensa deriva populista. Y de sus verdaderos propósitos. Si algún argumento inconveniente le roza, adopta, como Rajoy, la estrategia del gusano, se enroca en el mutismo y permanece quieto.


                                    José Antonio Quiroga Quiroga

sábado, 7 de mayo de 2016

Por una corrupción sostenible

A la sombra del producto interior bruto y de la sobreprotección jurídica la política ha alumbrado una extraordinaria camada de nuevos ricos muy ricos. Una casta depredadora que fue engordando obscenamente en las inaccesibles y confortables alturas del poder. La voracidad de la opulenta  fauna dominante, inmersa en desenfrenada orgía confiscatoria, llevó al resistente ecosistema económico al límite de lo soportable por la sufrida  clase  trabajadora, y al punto de ruptura del equilibrio social. La esperada reacción se desencadenó de manera espontánea de parte de justicieros de las capas bajas que han decidido dar caza a  esta devastadora especie  en la esperanza  puntual de frenar su avance  y  recortar su campo de acción. Y si bien raro es el día en que no  cae abatida una buena pieza, ni el escandaloso número de bajas, ni  el insolente acoso plebeyo asomando a los santuarios fiscales de la manada con patente de corso y derecho de pernada, ha conseguido que ésta se sienta amenazada. 


Sabe perfectamente que el pueblo llano, educado históricamente en la ofrenda de sacrificios  a dioses y patrones,  tiene alma de vasallo. Y que acepta como natural  el orden  establecido  de entregar dócilmente a sus  dirigentes la parte del león de las rentas de su dura brega. Y porque tradicionalmente, el pueblo sabio,  conforme con tener algo que llevar a la boca, seguirá confiando  en la clase dirigente extractiva de toda la vida, y votando a los acaudalados señoritos, porque solo ellos, expertos en el manejo de riquezas y garantía de prosperidad, podrán sacarnos de la crisis y  evitar que acabemos todos en el paro.


                            José Antonio Quiroga Quiroga