domingo, 20 de marzo de 2016

Mi reino no es de este mundo

El silencio de Jesús de Nazaret en el interrogatorio de  Herodes Antipas, y el mantenido después en el juicio ante Poncio Pilato, tras responder,  de manera escueta y ambigua, la pregunta si era el Rey de los judíos: “Tú lo dices”,  “Mi reino no es de este mundo”, es impropio de un ser sobrenatural, como también el refugiarse, cual reo común, en artificios retóricos para evitar ser culpado de liderar un movimiento contra la dominación romana. Tal actitud cuestiona  la naturaleza divina de Jesús y alimenta la hipótesis de que en realidad era un revolucionario convencido de ser la encarnación del esperado  Mesías  que  liberaría al pueblo judío del yugo de Roma. Años más tarde, el sueño de autonomía para Judea que albergaba Herodes Agripa,  rey de los judíos por nombramiento del emperador Claudio, le llevó a creer que él era el Ungido, el Mesías que expulsaría a los romanos de Judea. Consecuente con el designio divino fortificó Jerusalén y creó una gran alianza con numerosos reyes de oriente medio.
Hasta aquí todo es historia, y en este campo procede reseñar que  no hay constancia de registro manuscrito civil alguno que recoja que el abuelo de Herodes Agripa, Herodes el Grande, responsable de numerosas operaciones criminales de envergadura,  lo sea de mandar matar a los niños nacidos en Belén menores de dos años. Únicamente el Evangelio de Mateo, de los cuatro Evangelios canónicos,  menciona este hecho. Pero el objetivo de este escrito es el de explorar, de pasada y a modo de simple ejercicio, el alcance de la frase que da título al mismo.
Dando por bueno que Jesús era/es el Hijo de Dios, una manifestación o desdoblamiento de Dios, Dios mismo y, por tanto,  Creador del Universo  (por cierto, dimensionalmente parece que se le ha ido la mano, para qué tan inimaginable e inalcanzable inmensidad), y del minúsculo rincón del mismo en el que vive la humanidad y demás seres vivos, ¿Es posible  entender que el universo material y el mundo mismo en el que  nació el hijo de Dios, son regiones  que no pertenecen a su reino ? Al margen o no de que en este mundo  estaba el paraíso terrenal, que debió ser desmantelado tras la expulsión de Eva y Adán ¿Acaso no reina sobre sus desamparadas  criaturas, más allá de que sean o no también espíritu, puestas merced  de las desconsideradas e implacables leyes de la física: la fuerza mayor desplaza a la menor, y el pez grande se come al pez chico? ¿Tiene sentido, entonces, que exista una constelación de poderes celestiales protectores, con su mirada aparentemente puesta  en este mundo si no pertenece a su reino?








Su reino no es de este mundo, pero sí el de sus ministros en la tierra. De hecho la Iglesia Católica es la organización/institución más rica del planeta, y también más poderosa que cualquier estado. El principio de que  solo lo poderoso es respetado subyace en  la grandiosidad y tecnología constructiva de sus templos. A este respecto el estilo gótico representó en su tiempo la misma expresión de poder material  que el  exhibido por los impresionantes rascacielos de hoy día. Es evidente que esta política no es consecuente con su doctrina pero sí necesaria para su existencia y propagación. Prácticamente nadie  seguiría una religión cuyos lugares de culto fuesen humildes hangares o simples carpas: el pueblo diría que no son la doctrina verdadera porque es evidente que, aunque este mundo no es su reino, Dios no los protege.

                       José Antonio Quiroga Quiroga


lunes, 14 de marzo de 2016

De blanco inocencia va la Novia


 

No es verdad que los caballeros  las prefieren rubias, como reza el título de la película de Howard Hawks, protagonizada por Marilyn Monroe en el rol femenino. Lo cierto es que los hombres las prefieren tontitas. Y vírgenes.

Ante una cándida y en apariencia frágil florecilla cualquier ablandabrevas  se siente macho dominante y león protector. Y dueño y señor de su desvalida pareja. Es sabido que las mujeres inteligentes, todas lo son en mayor o menor medida, pero sobre todo las que poseen formación académica superior, intimidan a los hombres. Con ellas perciben que su autoridad jerárquica como jefe de familia estaría en entredicho.

En estos días de sensibilidad y exaltado fervor feminista que rodearon al día de la mujer, tuvo lugar la ofrenda de margaritas blancas, como símbolo de inocencia, a las víctimas del terrorismo con ocasión del duodécimo aniversario del 11-M. Paralelamente, en los homenajes a las víctimas de la violencia machista blanco también es el color del lazo  que representa la inocencia de las desafortunadas y la esperanza en la lucha contra esta lacra social. 

El mismo símbolo colorista de inocencia que honra y redime a cualquier víctima ajena a las causas que desencadenaron la violencia sobre ellas ejercida, sigue esclavizando sexualmente, no obstante, a la mujer de hoy día. De ahí que, obedientes a la exigencia machista, la mayoría de las novias acuden a los altares eclesiásticos y civiles vestidas de virginal  blanco. Aunque en la gran mayoría de casos no es más que simple tradición sexista, no significa que tal costumbre carezca de trascendencia en cuanto testimonio de la dictadura varonil todavía vigente.  

En manos de las novias está el romper, entre otros, este corsé, y  marcar tendencia en el estilo y principios, e ir igualmente radiante con cualquiera que sea el color de sus vestidos.

 

                               José Antonio Quiroga Quiroga